"La Cueva de la Bruja"
existe en El Tirano, Isla de Margarita. Está al pie de un cerro (formación rocosa-montañosa), detrás de Playa Puerto Abajo, entre Playa el Tirano y Playa Parguito, En la orilla
del mar.
El agua le entra bruscamente provocando un ruido aterrador. Con el
constante salpicar se forma una llovizna permanente y se refleja un arco iris:
El Arco Iris de los Dioses.
Se dice que la cueva va de un
sitio a otro de la playa. Es decir, del Tirano a Manzanillo. Nadie la ha
explorado totalmente. Dentro se encontraba una playita digna de admiración.
Refugio de mozalbetes.
Se dice que la Cueva de la Bruja
era un santuario de la época de los Guaiqueries. Que el nombre le viene desde
tiempos inmemoriales. Porque era habitada por una bruja. Mujer que tenía
contacto con el Pecado Malo y hacían prácticas dañinas. Que hasta ella acudían
sus compinches y los amigos de hacerle males a los demás.
Que esta mujer no quiso acogerse
a las creencias venidas de allende de los mares. Que se opuso en todo momento a
abjurar a sus credos y a dejar las prácticas de hechicerías. Y para evitar que
los españoles la agarraran y la hicieran purgar sus pecados, se volvió pez raro
y negro. Que muchas personas han logrado mirar el animal. Que cuando llega a la
puerta de la cueva hace muchos movimientos como ceremoniosos o rituales y se
desliza en ella. Pero cuando tratan de buscarlo dentro no lo consiguen por
ninguna parte.
Que le han tendido trampas y más
trampas de todas las especies pero en ninguna ha caído. Que ni arpones, ni anzuelos, ni redes logran hacerle nada. Que
en la cueva también habitan murciélagos y otros animales feos, de los que al
parecer son utilizados para las brujerías.
A medida que la gente fue dejando
de creer en los brujos. A medida que la gente fue creyendo más en Dios. El pez
negro se fue alejando, al extremo que casi ya no se volvió a ver. Pero la cueva
continúa. Los pescadores la visitan. Los bañistas se acercan a ella. Los
muchachos ya no le tienen pavor como en los tiempos de antes.
En épocas de recluta muchos
jóvenes preferían esconderse en ella a todo riesgo, antes que caer en manos de
sus perseguidores.
José Joaquín Salazar Franco
(Cheguaco)
LEYENDAS Y CREENCIAS
MARGARITEÑAS
Otra historia popular cuenta que allí se hacían rituales de magia, en los cuales sus participantes podían convertirse en guaras o guárales (aves que presagian la preñez). Cuando las guáralas sobrevolaban las casas, se decía que en esa familia había una mujer virgen esperando un hijo.
nadadores aficionados se lanzan a la cueva |
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